
Dibujo realizado por Patricio Hidalgo
“El día que yo me vaya, no lloréis mi ausencia. Celebrad mi vida."
El pasado 20 de Diciembre, a primera hora de la mañana, se apagó una voz, la de Pedro Peña Fernández. A sus 84 años el guitarrista y cantaor lebrijano –además de letrista, educador, investigador y difusor de la historia gitana- nos dejó.
Es una inmensa pérdida para sus familiares y para el mundo de la cultura, ya que Pedro fue, además de un virtuoso del cante y la guitarra, un estudioso del flamenco y de la herencia gitana.
Pedro Peña Fernández nació en el seno de una familia de artistas, se crió entre cantes, sones de guitarra y el eco del taconeo y las palmas. Hijo de la cantaora María Fernández “La Perrata” y de Bernardo Peña Vargas, sobrino del legendario Perrate de Utrera y hermano de Juan Peña “El Lebrijano”. Fue además padre del guitarrista Pedro María Peña y del pianista y compositor David Dorantes.
Cuando hablamos de Pedro hablamos de uno de los referentes contemporáneos más respetados del flamenco; no sólo por sus interpretaciones, sino por su labor en la preservación y difusión del flamenco y defensa de la cultura gitana. Su investigación y documentación dieron lugar a dos libros, muy respetados por los eruditos: “El flamenco: raíces, mito y realidad” y “Los gitanos en el cante flamenco.”
Desde la Fundación Machado también queremos agradecer y resaltar el papel que desempeñó para con la misma. Como socio fundador participó activamente acudiendo a numerosos eventos y actos, así como redactando artículos y ensayos para la revista. Obtuvo incontables galardones, entre ellos el premio Demófilo 2015.
Su querida Lebrija acogió su féretro, usando la Casa de la Cultura para el velatorio, donde sus familiares y seres queridos no lo dejaron solo. Tras un emotivo traslado del féretro por las calles de la ciudad a hombros de sus hijos y nietos hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Oliva donde tuvo lugar una misa y donde se dedicaron emotivas palabras haciendo hincapié en su faceta intelectual, flamenca, gitana y lebrijana.
El 20 de diciembre se apagó su voz, dejaron de rasgarse las cuerdas de su guitarra; pero su recuerdo y labor permanecerá latente a lo largo del tiempo. Adiós, Pedro Peña.
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